lunes, 16 de noviembre de 2009


ÉRASE UNA VEZ... Una exposición irreverente

Armando de la Garza


De acuerdo con los textos de la exposición de Armando de la Garza, ubicada en el segundo piso de la Nave Generadores, la muestra “desarrolla los temas principales que han guiado la producción del artista desde sus inicios.” ¿Se trata esto de una retrospectiva? Más bien se trata de un intento malo por llenar las salas de la planta superior de este edificio, incorporando trabajos sueltos sin importar lo más importante dentro de una exhibición: Un hilo discursivo. Armando de la Garza, nacido en Monterrey en 1973 es un artista joven – quizá una retrospectiva venga mucho más adelante pero, ahora, parece ser que el Centro de las Artes alberga toda su producción. Está claro que se exagera con esto, y sin embargo, es inexplicable porqué se decidió colocar retratos de su serie ID con sus objetos fetiche, con sus insectos sobre cajas Cartier, con sus animales disecados con sus paisajes miniatura, con sus cuernos de venado tan kitsch. Algunas cosas si se logran resumir con cierta coherencia pero son pocas – la mayor parte de los objetos expuestos gritan una cosa mientras las anteriores otras y las siguientes otras, creando un balbuceo sin sentido por toda la planta.
Ahora, tal y como dice el texto, podríamos decir que la obra de Armando se centra en la naturaleza muerta, representada hasta en instalaciones y arte objeto pero, ¿y qué de sus paisajes y sus retratos a espaldas y de pies? ¿Eso también vale la pena ligarlo al discurso? Ya es bastante abrumador como se encuentra todo en esos salones, la obscuridad del espacio y sus paredes rojas no invitan a observar los minúsculos paisajes. Más bien, da la sensación de que te adentras en un agujero para observar cada cosita presentada y llega un punto en que pasas tantos agujeros que solo la idea de agacharte a ver los demás te agota. Súmale a todo esto los textos, larguísimos e incómodos para cualquier exposición, y ya tienes una mala museología en general.
En fin, habrá quienes disfruten de aún más kitsch sarcástico y que crean encontrarle valor cultural a los retratos de San Petrinos en ID, pero eso ya se deja a la discreción de cada quién.

sábado, 14 de noviembre de 2009



Era un miércoles cuando nos fuimos los de la clase de Industrias Culturales de la UDEM a ver qué encontrábamos dentro de la Nave Generadores del Centro de las Artes en Fundidora. Acercándonos al edificio, creo que todos pudimos sentir la bienvenida de los grandes lienzos coloridos de Carol Brown Goldman – una artista que, debo confesar, desconocía. Lo primero que me llamó la atención al entrar, aparte de los ya mencionados lienzos, fue el texto del curador – nada más ni nada menos que Donald Kuspit. Su nombre reverbera, es un nombre conocido y respetado dentro del circuito artístico y, a pesar de que suene mal, es un nombre que legitimiza la obra, aún antes de que se haya tenido la oportunidad de verla de cerca. Una vez leído el breve texto de introducción ya tengo una idea general de lo que me espera: una pintura basada en la abstracción, inspirada por el cosmos, fuertemente influida por lo místico y lograda a través de juegos ópticos.
En verdad, eso es lo que encontré en casi todas las pinturas de Carol Brown Goldberg, incluyendo una luminosidad y profundidad de campo que rara vez nos topamos en las obras abstractas, en este caso por el uso de cristal pulverizado. Es mi opinión personal que Goldberg produce trabajos sumamente complicados y atractivos, su secreto siendo la veladura de puntos que le da a sus ventanas al universo y la luz que parece proyectarse desde lo lejos por los granos de cristal. La manera en que construye estas ventanas y, tal como lo dice el nombre de la exposición: Abstracción del Nuevo Milenio, me trae en mente una mirada digital, una visión muy contemporánea del espacio.
Ahora, he leído poco de Kuspit pero sé que dirigió cuatro conferencias sobre arte digital en el Círculo de Bellas Artes en el 2005 titulado Arte Digital Y Videoarte: Transgrediendo los Limites de la Representación. El título lo sugiere claramente, Kuspit es un teórico interesado en nuevas maneras de representación y, aunque Goldberg no cabe dentro del marco del arte digital, todas sus 30 pinturas abstractas expuestas en la Nave Generadores adquieren cierto aspecto digital. Otro punto de Kuspit que me llamó la atención, respecto a la obra de Carol, fue que, en una entrevista para Nortecastilla.es, dijera, "En el arte no sólo tiene que haber un trasfondo teórico, espiritual y profundo, sino que también ha de ser hermoso, como la obra de esta artista". El aspecto estético en la obra de la artista es inegable, a pesar de que tardé en asimilarla. Yo atribuyo esta asimilación tardía a dos puntos en particular:
1. El arte contemporáneo, o mejor dicho, la estética contemporánea, frecuentemente sensacionalista, nos ha desacostumbrado a ver obra abstracta, una corriente que asociamos quizá (o por lo menos es mi caso) con la Ruptura o con el Expresionismo Abstracto Estadounidense de épocas anteriores.
2. La estética de Goldberg es distinta, asociable quizá también al Op Art pero con un giro nuevo y cósmico. Existe un juego de luz y de fondos que pocas veces encontramos en lo abstracto que, tal y como plantea Kuspit, es una abstracción del nuevo milenio.

jueves, 12 de noviembre de 2009


El miércoles cuatro de noviembre me di la vuelta por MARCO para ver que se estaba exponiendo y me topé con la obra de Rodolfo Nieto (Oaxaca, Mejico, 1936 -1985). A Nieto se le asocia con los artistas de la Ruptura y, sin embargo, realmente nunca llegó a formar parte de dicha corriente. A pesar de esto, su obra si parece ser bastante representativa del movimiento por su enfoque a la abstracción que, a veces regresa a lo figurativo pero siempre impregnando las formas con el estilo de la época y su manera particular de representación. La exposición se presentaba como retrospectiva, cada sala del museo albergando una etapa plástica dentro de la trayectoria de dicho artista tan prolífico. Cabe mencionar que Nieto absorbió mucho del extranjero habiendo trabajado en el taller litográfico de Nourlot y en el de Michel Casse demás del de grabado de William Hayter. Fue, además, ganador de la Bienal de París en 1963 y de nuevo en 1968. Dentro de lo que producía Nieto se incluye la pintura al óleo, el grabado, la litografía, la serigrafía, la acuarela e incluso el collage. De acuerdo con el crítico de arte Alberto Blanco, Nieto recorrió Europa con el propósito de enfrentarse a los grandes del viejo mundo, así como Picasso. Inclusive, le tocó conocer el grupo CoBrA, conformado por artistas que también dejaron huella en el artista oaxaqueño.
Ahora, sin duda hay que admitir que Nieto fue un artista importante dentro de la escena artística mexicana. Sin embargo, hay que cuestionar qué reverberaciones tiene una exposición como la de Nieto ahora mismo en MARCO. Se siente, más bien, como un recorrido por la historia que como una muestra del arte contemporáneo de hoy. Parece más bien una operación de reforzamiento de los grandes representativos mexicanos del ayer y no una mirada hacia adelante. No quiero decir que MARCO no trae exposiciones contemporáneas que cumplan con el objetivo, no fue hace mucho que la exposición de Anthony Gormley impactaba al público regiomontano con sus esculturas invasivas y sus obras interactivas. Hace poco estuvo Betsabé Romero, una muestra que fue de gran sorpresa dado a que no suelen exhibirse artistas mexicanos, así de contemporáneos, tan seguido en ese espacio. Al contrario, a veces sucede que vienen exposiciones de artistas sesenteros, setenteros, hasta artistas que no caben dentro del marco contemporáneo como lo fue María Izquierdo, tampoco hace tanto expuesta en MARCO – el museo de arte contemporáneo de Monterrey.
En fin, parecería que las políticas culturales del museo fueran arbitrarias, pero quizá, en el fondo, son las que al museo le parece que van a atraer la mayor cantidad de espectadores. Supongo que nunca se falla con lo clásico y lo consolidado, o con lo entretenido como fue el caso de Pixar. No confundamos, han sido muchas de las exposiciones a las que me refiero excelentes exposiciones, bien montadas y presentadas. Pero no hay que olvidar que cuando se pretende exhibir arte, y arte contemporáneo, además – hay que tomar ciertos parámetros en cuenta. Tan siquiera se debe considerar qué es lo que se puede y debe ser promovido, sobre todo dentro de una ciudad tan grande como Monterrey, Forum Universal de las Culturas 2007.

miércoles, 4 de noviembre de 2009

La hidra de Elkins
(What Happened to Art Criticism?

James Elkins, autor de What Happened to Art Criticism? plantea varias interrogantes respect a la critica actual, tomando en cuenta las diferentes críticas que se producen y analizándolas una por una con sus autores más representativos. De acuerdo con Elkins, la crítica está sufriendo tanto una baja como una época dorada – la calidad de la crítica frecuentemente está por los suelos mientras su reproducción se está masificando. Cabe mencionar que no sorprende dicho fenómeno en una época en la que se valora más el entretenimiento que las indagaciones serias.
Para usar las palabras textuales del autor: “Art criticism is diaphanous: it´s like a veil, floating in the breeze of cultural conversations and never quite settling anywhere.” (Elkins, J. pg. 6). Si recordamos los críticos de ayer, particularmente los de mitades de siglo XX, reconocemos que no le temían al juicio, aportando opiniones fuertes e incisivas. Sin embargo, la gran mayoría de los críticos de hoy prefieren evitar el juicio, manteniéndose, por lo general, en el ámbito de la descripción. Es importante mencionar, como lo menciona el mismo autor, que la descripción inevitablemente proyecta juicios, sin embargo, no se plantea ninguna opinión formal a través de la descripción. “Local judgments are preferred to wider ones, and recently judgments themselves have even come to seem inappropriate. In their place critics proffer informal opinions or transitory thoughts, and they shy from strong commitments.” (Elkins, J. pg. 12). Para acabar de rematar, un setudio de Columbia University National Arts Journalism Program encontró que valorar o juzgar el arte era lo último que buscaban los críticos americanos. ¿Y eso dónde deja la crítica? ¿Acaso ha cambiado el sentido de la crítica por completo? ¿Le podrían seguir llamando crítica a textos tan evasivos? Elkins compara este fenómeno con como si los ingenieros físicos declararan que ya no intentarían comprender el universo, dedicándose mejor a apreciarlo. Y Elkins tiene razón. La crítica de arte es un oficio que se dedica a valorar, a producir juicios, a establecer opiniones sobre a dónde se dirige el arte.
Entonces, ¿qué es ,exactamente, la crítica de hoy? ¿En qué se ha convertido? Eso es justo lo que el autor continúa por aclarar. De acuerdo con Elkins, la crítica de arte hoy se entendería más fácilmente si se pensara como una hidra de siete cabezas, cada una representando una rama dentro de la crítica. Primero está la crítica de ensayo de catálogo, frecuentemente ignorada por el hecho de que es comisionada por galeristas. Se le puede acusar de servir al mercado y de evitar quedar mal con el artista. Suele estar inflada de descripciones elocuentes pero vacías. Después, viene la crítica de tratado académico. No necesariamente está afiliada a ninguna institución o escuela pero tiene un aire académico, erudito y empapado de referencias. Esta crítica se suele producir por profesores de otras profesiones, no siempre conocidos por los escritores que componen las facultades de arte. En cuanto a ésta práctica, “There are good reasons to doubt the straigh-ahead logic of some earlier critical practices, but there are also compelling reasons to be wary of tapestries woven of recondite allusions.” (Elkins, J. pg. 25). La tercer cabeza de la hidra es la crítica cultural, una profesión que suele desdeñar el arte “high”, dedicándose a hablar de cualquier práctica cultural sin jerarquizar o establecer preferencias. Bruno Latour le llama a esto “iconophilia” y sucede sólo dentro de pequeños circuitos, manifestándose en revistas alternativas. El arengue conservador le sigue, representando a los críticos solitarios, aferrados al pasado y enfocados en predicar asuntos morales. Dentro de éste género se habla de Kramer, el perfecto ejemplar de este discurso. El ensayo filosófico, la quinta cabeza tiene como máximos exponentes a Danto y a Crow. En este caso, se intenta exponer exactamente lo que el artista proyectó en la obra. Frecuentemente se utiliza el arte para comprobar teorías filosóficas, buscando arte que sirva de pequeños planteamientos filosóficos. La crpitica descriptiva, aparentemente la segunda cabeza más grande de la hidra, se dedica a ignorar el juicio. De acuerdo con el estudio de la Universidad de Colombia, los críticos de arte que circulan más tienen como objetivo proveer de descripciones precisas cuando hablan de arte. El AICA, en contraste, fomenta el interés por buscar una sólida metodología y ética para la crítica de arte. Seguramente esto no ha sucedido porque los críticos de arte no están interesados ni en la ética ni en la metodología. Dentro de esta rama parten otras siete, cada una teniendo que ver con la crítica descriptiva. Finalmente, la séptima cabeza de la hidra es la crítica poética, una rama que suele estar compuesta por poetas y autores dedicados a la cuidadosa y brillante prosa. Este género me hizo pensar en Octavio Paz quien por mucho tiempo reinó sobre la crítica en México, frecuentemente considerado el mejor crítico que hemos tenido. Sin embargo, se le da más hincapié a la prosa y al estilo en los textos de crítica poética que en el análisis lógico y directo de las obras de arte. De Hickey, uno de los autores de éste género, se le criticó por “having pretensions to the literary, is valorized for its tone and sensibility and its capacity to seduce.” (Elkins, J. pg.51) Hay que tomar en cuenta, a base de estos discursos, que la tendencia a ser seducido por lo bello o lo entretenido distrae del objetivo central de la crítica formal.
A grandes rasgos, ésta es la crítica de hoy, que a pesar de contar con pocos lectores, tampoco cumple con los objetivos. Por lo tanto, Elkins ilustra siete soluciones propuestas tanto por otros críticos como por él: 1. La crítica se deberá reformar y retornar a la era de formalismo apolítico riguroso. 2. Que la crítica recobre una voz más fuerte. 3. Conceptos sistemáticos y reglas. 4. Más teoría. 5. Que sea seria, compleja y rigurosa. 6. La crítica deberá convertirse en una reflección sobre juicios, no un desfile de juicios. 7. Por lo menos el crítico de arte deberá plantear una postura propia.

miércoles, 28 de octubre de 2009

Fast Food Nation


Fast Food Nation: La comida rápida nunca será igual



Eric Schlosser, autor renombrado de Fast Food Nation, logró informar al público general del lado oscuro (con lujo de detalles) de los monstruosos corporativos de la comida rápida estadounidense. Efectivamente, es un libro que no puedes dejar de leer, no sólo porque revela lo grotesco e inmoral de la masificación de las franquicias fast food sino porque nos concierne a todos, afectando nuestras comunidades, nuestra salud propia y la de nuestros hijos. No podemos olvidar la frase “you are what you eat”. Después de esta lectura vamos conociendo más sobre lo que ingerimos y lo que nos está convirtiendo – en todos los niveles.



Todo empezó con personajes como los hermanos McDonald, Carl N. Karcher, Walt Disney y Ray Kroc, entre otros. ¿Quién iba a decir que la idea ingeniosa de producir hamburguesas a través de un sistema como el de Henry Ford llegaría a revolucionar la industria por completo? ¿Que la visión de Walt Disney abriera paso a la depredación de los menores (incluyendo a niños y bebés) por parte de las grandes campañas publicitarias? ¿Que las teorías freudianas habrían permitido a los golden arches lucir como faros de promesa por donde quiera? ¿Qué el sistema de franquicias poblaría al país y al mundo de McDonald’s y Subways como una plaga a costa de los desfavorecidos y los marginados? La industria de la comida rápida no es una industria bonita y Ronald McDonald cada vez se vuelve más siniestro.



Hablando de la mercadotecnia dirigida a los pequeños, es sorprendente como los niños reconocen a Ronald McDonald, de acuerdo con el documental Super Size Me, ¡el payaso corporativo es más identificable que George Washington o Jesús! Al hacer la M de McDonald’s un símbolo y al convertir las hamburguesitas en regalitos envueltos, además de incluir un pequeño parque de atracciones al estilo Disney en cada sucursal, les es irresistible a los niños no idealizar el restaurante chatarra. Aún más alarmante es la inserción de franquicias de comida rápida dentro de las escuelas y universidades. El bombardeo de publicidad y las cuotas de consumición (como el ejemplo de Coca-Cola) ataban de manos a las instituciones académicas, abandonadas por un gobierno comprado. Queda claro, además de servir porquería y convenciendo hasta a los niños a amarla, la industria de la comida chatarra se ha metido en el bolsillo a los gobernantes, principalmente a los republicanos.

miércoles, 14 de octubre de 2009



Procesos de Legitimación: El Centro de las Artes y Bourdieu


Al llegar al Parque Fundidora y atravesar los jardines de pasto y las pistas de concreto que rodean el Centro de las Artes, no pude evitar asombrarme con las chimeneas y ladrillos de aquél sitio histórico. Al entrar a uno de una serie de edificios espaciosos y restaurados me di cuenta que me había equivocado. Una señora amable se acercó a mí y me orientó a otro edificio donde encontraría el despacho de Maya Cepeda, coordinadora del Centro de las Artes II. Tras una larga caminata a través de salones oscuros resguardando grandes pinturas y esculturas llegué a las oficinas y ahí me introdujeron a Maya – una señora agradable y dispuesta a ayudar que tan solo la semana anterior me había prometido una entrevista. Me presenté y rápidamente puse a grabar el encuentro, mi excusa por venir: el conocer las políticas culturales de aquella institución. Sentada frente a Maya, lista para lanzarle todas mis preguntas, no pude evitar en recordar la semana anterior, cuando le había pedido hablar sobre las políticas culturales del espacio. Ella no me supo contestar. “¿A qué te refieres con políticas culturales?”
Ahora, lista con mi grabadora y un papel y pluma, me preguntaba justo cuanta información iba a poder obtener. Afortunadamente, el resultado de aquella cita de 11.30 de la mañana resultó fructífero. Para explicar de mejor manera todo lo que aprendí, utilizaré el texto, The Field of Cultural Production, de Pierre Bourdieu.

Primer pregunta: ¿Qué políticas culturales manejan en el Centro de las Artes actualmente? ¿Son las de CONARTE?

Maya recordó el término políticas culturales y, ésta vez más preparada, abordó el tema – hablando sobre las políticas de CONARTE y la intención de promover artistas locales. Dependiendo del edificio y la planta de cada edificio, se acomodan exposiciones de artistas de forma jerarquizada. Por ejemplo: en las plantas bajas se suelen colocar las exposiciones de artistas más consolidados mientras en las de arriba se exponen artistas emergentes. En cuanto a CONARTE, una institución gubernamental, sus políticas culturales son las del Centro de las Artes, adoptadas por el centro ya que éste recibe sus fondos del Estado. Para explicar esta relación utilizando los conceptos de Bourdieu, llamaré a CONARTE la institución legitimizadora del Centro de las Artes, otra institución que legitima a su vez a los artistas y las obras que son expuestas en sus espacios. La relación entre CONARTE y el Centro de las Artes es interesante, ya que fluctúa entre lo que Bourdieu llama los campos. Dichos campos son dos: el campo cultural/ simbólico y el campo político/ económico. A través del capital económico que ofrece el gobierno, la institución cultural promueve el capital simbólico que es el arte. Este proceso no viene gratis para Maya y su equipo ya que tienen que moverse dentro de las políticas culturales que promueve CONARTE. Cuando le pregunté sobre el presupuesto anual que recibía el Centro de las Artes Maya inmediatamente me corrigió. Esa información está clasificada.

¿Qué tipo de arte o qué artistas se promueven en el Centro de las Artes?

Maya comenzó a platicarme sobre diferentes artistas que se habían exhibido durante el semestre y de cómo sus preferencias personales sí influían mucho cuando se hacía una selección. Resulta que depende mucho de la coordinadora en turno el tipo de arte que se fomenta y, en su caso, el arte contemporáneo era la propuesta general – su formación como profesionista (licenciada en artes y egresada de la UDEM) – la motivaban a seguir este lineamiento. Eso me puso a pensar a mí. Bourdieu habla del habitus en su Field of Cultural Production, refiriéndose a lo aprendido e inculcado tanto por la familia como por la academia y el establecimiento de nuestra cultura original. Quizá es mucho decir que el gusto de Maya por el arte contemporáneo sea producto del habitus, pero si existe un habitus profundamente arraigado en el sistema museístico y cultural. El sistema de legitimzación que conforma la base de las instituciones museísticas se alimenta de capital simbólico que implica no sólo capital en forma de arte sino capital en formaa de educación. Todo museo o espacio expositivo ofrece información cultural con el propósito de educar a quienes vayan a visitar sus espacios A pesar de que Maya me garantizó que sus espacios estaban abiertos a el público en general, estudios obvian el hecho de que son las clases educadas quienes atienden a los museos, o por lo menos las clases que buscan la educación que ofrecen los espacios legitimizados. De acuerdo con Boudrieu, “schooling serves to reinforce, rather than diminish social differences.” (pg.23)Por alguna razón, este proceso es incuestionado, formando el habitus colectivo de toda la sociedad. Continúa diciendo el autor, “the realization of culture becomes natural, to the extent that it is only acheived by negating itself as Duch, that is, as artificial and artificially aquires, so as to become second nature, a habitus…” (pg. 24) En cuanto a las preferencias de Maya, su buen gusto, por llamarlo así, Bourdieu diría: “taste classifies, and it classifies the classifier. Social subjects, classified by their classifications, distinguís themselves by the distinctions they make… arte and cultural consumption are predisponed, consciously and deliberately or not, to fulfill a social function of legitimating social differences.” (pg. 2)

Tras una serie de preguntas relacionadas con el tema, Maya me acompañó al espacio donde colgaban los cuadros y las esculturas contemporáneas, dirigiéndose a los guardias y dictándoles instrucciones. Me dejarían tomar fotos, recorrer las instalaciones y me responderían las preguntas que me parecieran pertinentes a mi investigación. Los guardias se mostraron dispuestos y amables. Fue con el supervisor con el que me dirigí, haciendo preguntas como ¿Cuánta gente viene? ¿Qué días son los más concurridos? ¿Tienen conocimientos sobre el cuidado de las obras? ¿Se permite a la gente acercarse y tocar las piezas? En cuanto a esta última pregunta, la respuesta fue NO. De acuerdo con el supervisor, la gente que viene a veces les falta la suficiente educación como para comportarse en espacios como aquél. Los guardias no solo están para mantener las piezas a salvo en las instalaciones, están para mantener a la gente comportada. Me pregunto si también estarán ahí para validar la importancia de las obras…

Hice muchas preguntas, investigué sobre todos los factores de legitimización, incluyendo a los curadores, los críticos, los artistas y los patrocinadores. Me tocó conocer a uno de los artistas que presentaba su proyecto mientras yo ambulaba por los pasillos del Centro de las Artes. Observé que había poca gente apreciando las obras de las exposiciones pero sí se respiraba un respeto sacro, silencioso tanto por parte del equipo de seguridad como de los visitantes. Tras una serie de fotos del lugar y la gente que trabaja en él (permiso especial otorgado por la coordinadora), resolví en regresar de nuevo con la esperanza de entrevistar a visitantes. Por lo pronto, identifiqué los campos en los que el Centro se mueve y el habitus que se impone gracias a los procesos de legitimación que conforman las instituciones culturales. Antes de concluír con esta etapa de mi investigación tengo que decir que el espacio siempre tiene sus puertas abiertas y el trato que recibí fue impecable. Maya me aseguró de que podría volver cuando quiciera, ya sea para aclarar dudas, continuar investigando o tomar fotos y conocer las exposiciónes.

miércoles, 30 de septiembre de 2009

The Century of the Self






The Century of the Self, documental de la BBC, resulta no solo alarmante sino necesario para cualquier ciudadano consciente. Es un viaje que recorre los inicios del capitalismo y las personas que forjaron sus principios tan preocupantes. Digo preocupantes porque resultan ser distintos a los que todos nos imaginabamos - la democracia y el poder del pueblo se distorciona y lo único que queda es una sociedad basada en individuos, esclavos de sus propios deseos, gobernados bajo una noción Freudiana del ser humano y controlados por un capitalismo engañoso y desenfrenado.


Todo comienza con un psicoanalista llamado Freud. El nombre es fácil de reconocer y sus teorías nos son familiares. ¿Qué tal Edward Bernays? Es un nombre bastante menos conocido y, sin embargo, algo más importante dentro de nuestra sociedad democrática y capitalista. Edward Bernays, sobrino de Sigmund Freud, se mudó a los Estados Unidos y comenzó la novedosa carrera de relaciones públicas. Sus clientes eran empresas o figuras públicas, su intención era vender. Basándose en las teorías de su tío, percibía que el ser humano era una especie atroz, naturalmente poseedora de instintos nocivos que se tenían que reprimir para el bien de la sociedad. Bajo este planteamiento, cualquier forma de democracia resulta imposible, pero la ilusión de una no. Básicamente, esto es lo que logró Bernays: convencer a las masas de que el gobierno y el mercado estaban al servicio del pueblo. La realidad no podía ser más diferente.







Suena descabellado, ¿Cómo es que un hombre consiguió engañar a un país como los Estados Unidos? A través de la mercadotecnia. Un claro ejemplo es el de los cigarros. En ese entonces, las mujeres no fumaban. Era mal visto y se reservaba para los varones. Las cigarreras, queriéndo aumentar sus ganancias, contratan a Bernays quien convierte el cigarrillo no en un símbolo fálico (como sugeriría Freud) sino en un símbolo de libertad. Al descargar el cigarrillo de su contexto anterior, cargándolo con valores positivos y universales, el producto inmediatamente fue aceptado por el sector femenino. Tanto es el poder de la mercadotecnia.


Gracias a esto, la economía resultó beneficiada, a costa del individuo. Las tácticas fueron tan efectivas que infiltraron el sistema político, modificando el gobierno democrático hasta hoy en día. Uno no puede evitar preguntarse cómo llegó todo esto tan lejos sin que nadie se diera cuenta o se alarmara. De acuerdo con Century of the Self, sí fracazó el psicoanálisis. Anna Freud, quien había continuado defendiendo las ideas de su padre y apoyándo las de Bernays tuvo su periodo de propseridad en américa pero eventualmente el modelo fracasó. Se evidenció que el psicoanálisis no funcionaba, inclusive uhubieron casos sonados y trágicos que rodearon a Anna Freud a finales de su vida por lo mismo. La influencia de psicoanalistas en el gobierno se derrumbó y en los sesentas se respiró un aire diferente, un aire de libertad e individualismo.

Wilhelm Reich, contemporáneo de Freud y poco respetado por el mismo, predicaba una terapia en la que el ser humano no es reprimido sino liberado de y por la sociedad. Cuando cae el psicoanálisis de Freud, las ideas de Reich surgen y se popularizan por el mundo. Las personas tomaban fuerza de su individualidad, despojándose de comportamientos "aceptables" y predecibles. Lo que sucedió fue que estas personas ya no eran consumidores tradicionales. Las empresas, en vez de sucumbir y fallecer a los nuevos cambios sociales, capitalizaron en el individualismo, estudiando su mercado y produciéndo cosas que satisfacieran las necesidades particulares de cada grupo. La individualidad es limitada, al fin y al cabo.

Es entonces que comienza otra era bajo las tácticas de Bernays. La era de los individuos, masas flotantes de deseos que el mercado podía satisfacer. La política no tardó en aplicar las mismas estrategias. Dick Morris consiguió la popularidad de Clinton así y el Reino Unido no tardó en imitar - Margaret Thatcher utilizaba tácticas similares. Esas tácticas siempre eran las de hacer encuestas y atender los caprichos y deseos del pueblo. Es fácil intuír los problemas que vienen después de ese tipo de mandato o, mejor dicho, la falta de mandato. De acuerdo con Robert Reich, otro consejero dentro de la administración de Clinton, Dick Morris moldeó las ideas de Clinton y la política americana por completo. Al cuestionarle sobre la idea de atender a los caprichos incoherentes de las masas y ofrecer cambios pequeños al país, Dick Morris le respondió: "¿Cuál es el punto de un mandato si no te van a reelegir?"

Queda claro - la política se volvió un negocio. Mientras la gente lleve la ilusión de que tiene el control los políticos están satisfechos.