jueves, 12 de noviembre de 2009


El miércoles cuatro de noviembre me di la vuelta por MARCO para ver que se estaba exponiendo y me topé con la obra de Rodolfo Nieto (Oaxaca, Mejico, 1936 -1985). A Nieto se le asocia con los artistas de la Ruptura y, sin embargo, realmente nunca llegó a formar parte de dicha corriente. A pesar de esto, su obra si parece ser bastante representativa del movimiento por su enfoque a la abstracción que, a veces regresa a lo figurativo pero siempre impregnando las formas con el estilo de la época y su manera particular de representación. La exposición se presentaba como retrospectiva, cada sala del museo albergando una etapa plástica dentro de la trayectoria de dicho artista tan prolífico. Cabe mencionar que Nieto absorbió mucho del extranjero habiendo trabajado en el taller litográfico de Nourlot y en el de Michel Casse demás del de grabado de William Hayter. Fue, además, ganador de la Bienal de París en 1963 y de nuevo en 1968. Dentro de lo que producía Nieto se incluye la pintura al óleo, el grabado, la litografía, la serigrafía, la acuarela e incluso el collage. De acuerdo con el crítico de arte Alberto Blanco, Nieto recorrió Europa con el propósito de enfrentarse a los grandes del viejo mundo, así como Picasso. Inclusive, le tocó conocer el grupo CoBrA, conformado por artistas que también dejaron huella en el artista oaxaqueño.
Ahora, sin duda hay que admitir que Nieto fue un artista importante dentro de la escena artística mexicana. Sin embargo, hay que cuestionar qué reverberaciones tiene una exposición como la de Nieto ahora mismo en MARCO. Se siente, más bien, como un recorrido por la historia que como una muestra del arte contemporáneo de hoy. Parece más bien una operación de reforzamiento de los grandes representativos mexicanos del ayer y no una mirada hacia adelante. No quiero decir que MARCO no trae exposiciones contemporáneas que cumplan con el objetivo, no fue hace mucho que la exposición de Anthony Gormley impactaba al público regiomontano con sus esculturas invasivas y sus obras interactivas. Hace poco estuvo Betsabé Romero, una muestra que fue de gran sorpresa dado a que no suelen exhibirse artistas mexicanos, así de contemporáneos, tan seguido en ese espacio. Al contrario, a veces sucede que vienen exposiciones de artistas sesenteros, setenteros, hasta artistas que no caben dentro del marco contemporáneo como lo fue María Izquierdo, tampoco hace tanto expuesta en MARCO – el museo de arte contemporáneo de Monterrey.
En fin, parecería que las políticas culturales del museo fueran arbitrarias, pero quizá, en el fondo, son las que al museo le parece que van a atraer la mayor cantidad de espectadores. Supongo que nunca se falla con lo clásico y lo consolidado, o con lo entretenido como fue el caso de Pixar. No confundamos, han sido muchas de las exposiciones a las que me refiero excelentes exposiciones, bien montadas y presentadas. Pero no hay que olvidar que cuando se pretende exhibir arte, y arte contemporáneo, además – hay que tomar ciertos parámetros en cuenta. Tan siquiera se debe considerar qué es lo que se puede y debe ser promovido, sobre todo dentro de una ciudad tan grande como Monterrey, Forum Universal de las Culturas 2007.

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