miércoles, 4 de noviembre de 2009

La hidra de Elkins
(What Happened to Art Criticism?

James Elkins, autor de What Happened to Art Criticism? plantea varias interrogantes respect a la critica actual, tomando en cuenta las diferentes críticas que se producen y analizándolas una por una con sus autores más representativos. De acuerdo con Elkins, la crítica está sufriendo tanto una baja como una época dorada – la calidad de la crítica frecuentemente está por los suelos mientras su reproducción se está masificando. Cabe mencionar que no sorprende dicho fenómeno en una época en la que se valora más el entretenimiento que las indagaciones serias.
Para usar las palabras textuales del autor: “Art criticism is diaphanous: it´s like a veil, floating in the breeze of cultural conversations and never quite settling anywhere.” (Elkins, J. pg. 6). Si recordamos los críticos de ayer, particularmente los de mitades de siglo XX, reconocemos que no le temían al juicio, aportando opiniones fuertes e incisivas. Sin embargo, la gran mayoría de los críticos de hoy prefieren evitar el juicio, manteniéndose, por lo general, en el ámbito de la descripción. Es importante mencionar, como lo menciona el mismo autor, que la descripción inevitablemente proyecta juicios, sin embargo, no se plantea ninguna opinión formal a través de la descripción. “Local judgments are preferred to wider ones, and recently judgments themselves have even come to seem inappropriate. In their place critics proffer informal opinions or transitory thoughts, and they shy from strong commitments.” (Elkins, J. pg. 12). Para acabar de rematar, un setudio de Columbia University National Arts Journalism Program encontró que valorar o juzgar el arte era lo último que buscaban los críticos americanos. ¿Y eso dónde deja la crítica? ¿Acaso ha cambiado el sentido de la crítica por completo? ¿Le podrían seguir llamando crítica a textos tan evasivos? Elkins compara este fenómeno con como si los ingenieros físicos declararan que ya no intentarían comprender el universo, dedicándose mejor a apreciarlo. Y Elkins tiene razón. La crítica de arte es un oficio que se dedica a valorar, a producir juicios, a establecer opiniones sobre a dónde se dirige el arte.
Entonces, ¿qué es ,exactamente, la crítica de hoy? ¿En qué se ha convertido? Eso es justo lo que el autor continúa por aclarar. De acuerdo con Elkins, la crítica de arte hoy se entendería más fácilmente si se pensara como una hidra de siete cabezas, cada una representando una rama dentro de la crítica. Primero está la crítica de ensayo de catálogo, frecuentemente ignorada por el hecho de que es comisionada por galeristas. Se le puede acusar de servir al mercado y de evitar quedar mal con el artista. Suele estar inflada de descripciones elocuentes pero vacías. Después, viene la crítica de tratado académico. No necesariamente está afiliada a ninguna institución o escuela pero tiene un aire académico, erudito y empapado de referencias. Esta crítica se suele producir por profesores de otras profesiones, no siempre conocidos por los escritores que componen las facultades de arte. En cuanto a ésta práctica, “There are good reasons to doubt the straigh-ahead logic of some earlier critical practices, but there are also compelling reasons to be wary of tapestries woven of recondite allusions.” (Elkins, J. pg. 25). La tercer cabeza de la hidra es la crítica cultural, una profesión que suele desdeñar el arte “high”, dedicándose a hablar de cualquier práctica cultural sin jerarquizar o establecer preferencias. Bruno Latour le llama a esto “iconophilia” y sucede sólo dentro de pequeños circuitos, manifestándose en revistas alternativas. El arengue conservador le sigue, representando a los críticos solitarios, aferrados al pasado y enfocados en predicar asuntos morales. Dentro de éste género se habla de Kramer, el perfecto ejemplar de este discurso. El ensayo filosófico, la quinta cabeza tiene como máximos exponentes a Danto y a Crow. En este caso, se intenta exponer exactamente lo que el artista proyectó en la obra. Frecuentemente se utiliza el arte para comprobar teorías filosóficas, buscando arte que sirva de pequeños planteamientos filosóficos. La crpitica descriptiva, aparentemente la segunda cabeza más grande de la hidra, se dedica a ignorar el juicio. De acuerdo con el estudio de la Universidad de Colombia, los críticos de arte que circulan más tienen como objetivo proveer de descripciones precisas cuando hablan de arte. El AICA, en contraste, fomenta el interés por buscar una sólida metodología y ética para la crítica de arte. Seguramente esto no ha sucedido porque los críticos de arte no están interesados ni en la ética ni en la metodología. Dentro de esta rama parten otras siete, cada una teniendo que ver con la crítica descriptiva. Finalmente, la séptima cabeza de la hidra es la crítica poética, una rama que suele estar compuesta por poetas y autores dedicados a la cuidadosa y brillante prosa. Este género me hizo pensar en Octavio Paz quien por mucho tiempo reinó sobre la crítica en México, frecuentemente considerado el mejor crítico que hemos tenido. Sin embargo, se le da más hincapié a la prosa y al estilo en los textos de crítica poética que en el análisis lógico y directo de las obras de arte. De Hickey, uno de los autores de éste género, se le criticó por “having pretensions to the literary, is valorized for its tone and sensibility and its capacity to seduce.” (Elkins, J. pg.51) Hay que tomar en cuenta, a base de estos discursos, que la tendencia a ser seducido por lo bello o lo entretenido distrae del objetivo central de la crítica formal.
A grandes rasgos, ésta es la crítica de hoy, que a pesar de contar con pocos lectores, tampoco cumple con los objetivos. Por lo tanto, Elkins ilustra siete soluciones propuestas tanto por otros críticos como por él: 1. La crítica se deberá reformar y retornar a la era de formalismo apolítico riguroso. 2. Que la crítica recobre una voz más fuerte. 3. Conceptos sistemáticos y reglas. 4. Más teoría. 5. Que sea seria, compleja y rigurosa. 6. La crítica deberá convertirse en una reflección sobre juicios, no un desfile de juicios. 7. Por lo menos el crítico de arte deberá plantear una postura propia.

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