miércoles, 30 de septiembre de 2009

The Century of the Self






The Century of the Self, documental de la BBC, resulta no solo alarmante sino necesario para cualquier ciudadano consciente. Es un viaje que recorre los inicios del capitalismo y las personas que forjaron sus principios tan preocupantes. Digo preocupantes porque resultan ser distintos a los que todos nos imaginabamos - la democracia y el poder del pueblo se distorciona y lo único que queda es una sociedad basada en individuos, esclavos de sus propios deseos, gobernados bajo una noción Freudiana del ser humano y controlados por un capitalismo engañoso y desenfrenado.


Todo comienza con un psicoanalista llamado Freud. El nombre es fácil de reconocer y sus teorías nos son familiares. ¿Qué tal Edward Bernays? Es un nombre bastante menos conocido y, sin embargo, algo más importante dentro de nuestra sociedad democrática y capitalista. Edward Bernays, sobrino de Sigmund Freud, se mudó a los Estados Unidos y comenzó la novedosa carrera de relaciones públicas. Sus clientes eran empresas o figuras públicas, su intención era vender. Basándose en las teorías de su tío, percibía que el ser humano era una especie atroz, naturalmente poseedora de instintos nocivos que se tenían que reprimir para el bien de la sociedad. Bajo este planteamiento, cualquier forma de democracia resulta imposible, pero la ilusión de una no. Básicamente, esto es lo que logró Bernays: convencer a las masas de que el gobierno y el mercado estaban al servicio del pueblo. La realidad no podía ser más diferente.







Suena descabellado, ¿Cómo es que un hombre consiguió engañar a un país como los Estados Unidos? A través de la mercadotecnia. Un claro ejemplo es el de los cigarros. En ese entonces, las mujeres no fumaban. Era mal visto y se reservaba para los varones. Las cigarreras, queriéndo aumentar sus ganancias, contratan a Bernays quien convierte el cigarrillo no en un símbolo fálico (como sugeriría Freud) sino en un símbolo de libertad. Al descargar el cigarrillo de su contexto anterior, cargándolo con valores positivos y universales, el producto inmediatamente fue aceptado por el sector femenino. Tanto es el poder de la mercadotecnia.


Gracias a esto, la economía resultó beneficiada, a costa del individuo. Las tácticas fueron tan efectivas que infiltraron el sistema político, modificando el gobierno democrático hasta hoy en día. Uno no puede evitar preguntarse cómo llegó todo esto tan lejos sin que nadie se diera cuenta o se alarmara. De acuerdo con Century of the Self, sí fracazó el psicoanálisis. Anna Freud, quien había continuado defendiendo las ideas de su padre y apoyándo las de Bernays tuvo su periodo de propseridad en américa pero eventualmente el modelo fracasó. Se evidenció que el psicoanálisis no funcionaba, inclusive uhubieron casos sonados y trágicos que rodearon a Anna Freud a finales de su vida por lo mismo. La influencia de psicoanalistas en el gobierno se derrumbó y en los sesentas se respiró un aire diferente, un aire de libertad e individualismo.

Wilhelm Reich, contemporáneo de Freud y poco respetado por el mismo, predicaba una terapia en la que el ser humano no es reprimido sino liberado de y por la sociedad. Cuando cae el psicoanálisis de Freud, las ideas de Reich surgen y se popularizan por el mundo. Las personas tomaban fuerza de su individualidad, despojándose de comportamientos "aceptables" y predecibles. Lo que sucedió fue que estas personas ya no eran consumidores tradicionales. Las empresas, en vez de sucumbir y fallecer a los nuevos cambios sociales, capitalizaron en el individualismo, estudiando su mercado y produciéndo cosas que satisfacieran las necesidades particulares de cada grupo. La individualidad es limitada, al fin y al cabo.

Es entonces que comienza otra era bajo las tácticas de Bernays. La era de los individuos, masas flotantes de deseos que el mercado podía satisfacer. La política no tardó en aplicar las mismas estrategias. Dick Morris consiguió la popularidad de Clinton así y el Reino Unido no tardó en imitar - Margaret Thatcher utilizaba tácticas similares. Esas tácticas siempre eran las de hacer encuestas y atender los caprichos y deseos del pueblo. Es fácil intuír los problemas que vienen después de ese tipo de mandato o, mejor dicho, la falta de mandato. De acuerdo con Robert Reich, otro consejero dentro de la administración de Clinton, Dick Morris moldeó las ideas de Clinton y la política americana por completo. Al cuestionarle sobre la idea de atender a los caprichos incoherentes de las masas y ofrecer cambios pequeños al país, Dick Morris le respondió: "¿Cuál es el punto de un mandato si no te van a reelegir?"

Queda claro - la política se volvió un negocio. Mientras la gente lleve la ilusión de que tiene el control los políticos están satisfechos.

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